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El Nacionalismo en música se refiere al uso de materiales que son reconocibles como nacionales o regionales. Por ejemplo, el uso directo de la música folclórica, y el uso de melodíasritmos y armonías inspirados por la misma. El nacionalismo también incluye el uso del folclore como base conceptual, estética e ideológica de obras programáticas u óperas.

El nacionalismo es comúnmente relacionado al romanticismo musical de mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, pero hay ya evidencias del nacionalismo tanto a inicios como a finales del siglo XVIII. El término también es usado frecuentemente para describir la música del siglo XX de regiones no dominantes en la música, sobre todo de LatinoaméricaNorteamérica y Europa Oriental. Históricamente el nacionalismo musical del siglo XIX ha sido considerado como una reacción contra el «dominio» de la música romántica alemana.

 

Nacionalismo musical en España

 

Isaac Albéniz (1860-1909), pianista de gran fama, después de estudiar  con Felipe Pedrell y con Franz Liszt en Weimar, entró en contacto en 
París con la nueva música impresionista de Debussy; es autor de una  importante obra para piano en la que muestra un lenguaje muy nuevo, 
técnicamente revolucionario y estilísticamente emparentado con el impresionismo. Cabe destacar la suite Iberia, colección de piezas evocadoras 
de distintos lugares de la geografía española. Trabajó además la música sinfónica (Catalonia) e intentó, sin demasiado éxito, la ópera nacionalista 
con Pepita Jiménez. 
Enrique Granados (1867-1916), también excelente pianista, formado con Felipe Pedrell, nos ofrece un lenguaje más romántico, tanto en sus obras pianísticas (Danzas españolas, por ejemplo) como en las pequeñas piezas vocales, formalmente cercanas al lied, entre las que destacan las Tonadillas. Escribió también la ópera Goyescas, estrenada en Nueva Cork y elaborada sobre unas piezas pianísticas suyas inspiradas a su vez en escenas de la pintura de Goya. 

Manuel de Falla (1876-1946), discípulo asimismo de Pedrell, representa el punto culminante del Nacionalismo y quizá de todo el siglo XX, ya que 
su estilo rebasa lo puramente nacionalista. Obtuvo éxitos internacionales especialmente en París, donde entró en contacto con las vanguardias 
musicales que fue progresivamente incorporando a su obra, con excepción del dodecafonismo y del atonalismo. Tras sus primeras producciones, como lópera La vida breve, pasa por una etapa andalucista, con pá-
ginas como los ballets El amor brujo y El sombrero de tres picos, escrito para los ballets rusos de Diaghilev y estrenado en Londres con decorados de Picasso. La partitura para piano y orquesta Noches en los 
jardines de España muestra un estilo muy cercano al impresionismo.

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